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FIMBA, día 5

Fin de fiesta con trap y Chaikovski y Chopin: solo los chicos, tan solo los chicos

Por Eduardo Slusarczuk

Si algo le faltaba a la tercera edición del FIMBA (Festival Internacional de Música Bariloche), que finalizó este domingo 29 de mayo tras cinco días y que convocó a una multitud a lo largo de sus casi tres decenas de conciertos, todos con entrada gratuita, era el aporte de una presencia adolescente que quedó saldada con los dos shows de la Tobi Live Band acompañada por el Ensamble Ventisquero Negro en el Teatro La Baita y el concierto compartido por la Joven Orquesta FIMBA 2022 y la Camerata Juvenil Municipal local, en la Catedral.

Oriundo de Dina Huapi, Tobi Dolezor hizo pesar su localía al frente de su su banda integrada por Joaquín Ramiro Vázquez, en guitarra, Ignacio Gabriel de Tommaso en bajo y Martín Magliano en la batería, y sumó a la amplia oferta estética del encuentro su propuesta urbana que hace base en el trap para incursionar también ocasionalmente en el terreno del rap y la canción, con una entusiasta respuesta del público, que le dio un broche de oro estupendo al Festival.

La hora de los locales: Tobi, camerata y una pequeña ayuda de un grande

Pero fiel al espíritu del FIMBA, organizado por la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro con apoyo del EMPROTUR, la presentación de Tobi, quien combinó algunos de sus temas ya publicados -entre ellos Alcohol y Solo en la Capital con un par de estrenos de cara al lanzamiento de su nuevo EP- fue enriquecida por las cuerdas del quinteto barilochense Ventisquero Negro, de la OFRN (Orquesta Filarmónica de Río Negro), que sumó un dúo de vientos para la ocasión.

A puro autotune, con su arsenal de palabras y rimas y el apoyo de una base musical sólida con sonido de power trío y pistas, el cantante de 21 años le puso su sello al cierre del festival en plan de celebración compartida con una sala que de pie y celulares en mano agitó la noche del domingo e hizo olvidar por un buen rato el frío bajo cero que esperaba a la salida.

El mismo que un par de horas antes se hacía sentir como un filo en el rostro, camino a la Catedral Nuestra señora del Nahuel Huapi, ahí donde el lago se abre a la vista con un contorno de los picos nevados y verdes eternos, para escuchar un programa doble con un significado especial.

La Camerata Juvenil Municipal, al mando de Mariano Videla, primero; y la Joven Orquesta FIMBA 2022, bajo la batuta de Diego Díaz después, demostraron que el proyecto iniciado con la creación de la Filarmónica provincial, dirigida por Martín Fraile Milstein, tendrá en ambos cuerpos un semillero regional al cual acudir en busca de nuevos integrantes para su formación.

Piotr Ilich Chaikovsky (Cascanueces, Romeo y Julieta) y George Bizet (Toreadores, de la Suite Carmen) fueron los compositores elegidos para que los chicos y chicas de la Camerata, que aprovechó para celebrar en público su quinto aniversario; Antonio Vivaldi (Invierno y Primavera de las cuatro estaciones), Chaikovsky (Andante cantable para chelo y cuerdas, del cuarteto Op. 11), más Aleksandr Glazunov y Pietro Mascagni, los abordados por la Joven orquesta.

En ambos casos, la participación del chelista Stanimir Todorov constituyó aportó un toque de distinción a la vez que un recuerdo inolvidable para los músicos, quienes también fueron acompañados por el violín de Jorge Calderari. Cruces de generaciones y de experiencias que seguramente suman en ambas direcciones y expanden el alcance del FIMBA a mucho más que una maratón de conciertos, que en el plano de la música académica tuvo también en su última jornada a la pianista polaca Anna Miernik.

Anna Miernik, la pianista que llegó de Polonia

A lo largo de un programa dedicado exclusivamente a compositores de su nacionalidad, la artista repasó obras de Frederik Chopin (Nocturno N°20 en Do menor sostenido Op. posth – Vals en Mi bemol Mayor Op. 18 y las baladas en Sol menor Op. 23 y en La bemol mayor Op. 47, además del reconocido Scherzo en Si bemol menos op. 31), además de piezas de Karol Szymanowski e Ignacy Paderewski.

Con la postal habitual de los conciertos vespertinos en el Camping Musical Bariloche de fondo retratando el ocaso sobre el Lago Moreno, Miernik demostró una ostensible solidez, seguridad y expresividad en sus interpretaciones no exentas de oportunos matices, entre las cuales intercaló comentarios acerca de las obras con un desarrollado espíritu didáctico combinado con una dosis de buen humor.

En otro plano, las clases magistrales, clínicas y conversatorios ofrecidos por artistas de la talla de Adrián Iaies, Gabriel Sivak, Ana Prada, Carlos “Negro” Aguirre, Emiliano Linares y Ana Prada constituyeron un valor agregado a su presencia sobre sus distintos escenarios, por donde también pasaron en esta edición Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, Toquinho, Opus Cuatro, Aguirre junto a Yotam Silberstein, María Silva y Yorka, además de los locales Leopoldo Carricoche, Pepa Díaz y el trío Domínguez-Rapoport-Beveraggi, con la Orquesta Filarmónica de Río Negro como anfitriona y protagonista sobresaliente.

Tres instantáneas de cinco días para el recuerdo

Así planteada, la tercera edición del FIMBA consolidó definitivamente los rasgos principales una iniciativa que merece convertirse en un clásico de la ciudad y cuyo espíritu, más allá de la excelencia musical, puede ser sintetizado en tres “instantáneas” registradas a lo largo de estos cinco días.

La primera lo tiene al director de la OFRN, Fraile Milstein, compartiendo cola con cola la mitad de la silla con el concertino del cuerpo orquestal, el violinista Martín Pike, en plan de espectador junto al resto de los músicos, tras ceder el centro de la escena a Todorov, quien tras el concierto inaugural que lo tuvo como parte respondió a la ovación del público con una de las suites para chelo solista de Bach.

La segunda, en la Biblioteca Sarmiento, en Pleno Centro Cívico, tuvo como protagonistas a los integrantes del Ensamble Teprún dibujando una coreografía alrededor de la marimba, aportando una cuota coreográfica y lúdica a su propuesta “electroacústica”, ampliando las fronteras estilísticas del Festival sin solemnidad y pero con una clara determinación profesional.

La tercera, finalmente, es la ovación con la cual el Ensamble Ventisquero Negro fue recibido por los fans del trapero Tobi Dolezor. Uno de los ejemplos acabados más de la saludable mezcla de estilos y propuestas que cobija el FIMBA, un nuevo tesoro patagónico que vale la pena conocer bien de cerca.

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