FIMBA – Día 1
El dúo repasó grandes clásicos de la música popular argentina y la Filarmónica de Río Negro abordó un amplio mapa estilístico. El encuentro continuará hasta el 29 de mayo.
Por Eduardo Slusarczuk
Con un programa dedicado a Arvo Pärt, Antonin Dvořák y el compositor argentino Gabriel Sivak, la Orquesta Filarmónica de Río Negro con el chelista Stanimir Todorov como invitado inauguró este miércoles 25 de mayo la tercera edición del FIMBA (Festival Internacional de Música Bariloche) en la Catedral local, en una primera jornada compartida con el dúo Baglietto – Vitale, que por partida doble estableció una sintonía perfecta con el público que colmó el Teatro La Baita.
En rigor de verdad, fueron el tecladista y el cantante, respaldados desde la batería por Julián Baglietto, quienes apenas pasadas las 19 dieron el puntapié inicial del encuentro, con una versión del Himno Nacional Argentino acompañado por una audiencia que por momentos transformó la sala en un enorme Karaoke, para enseguida descargar un arsenal de canciones “inoxidables” transitadas por el dúo durante las últimas tres décadas, y convertir .
Dios y el diablo en el taller, Príncipe del manicomio, DLG, Par mil… Apenas el inicio del recorrido por un repertorio en el que los géneros se desdibujan. Todo, al fin de cuentas, lleva la marca de la sociedad musical, que logra conectar a Rubén Blades con Violeta Parra, Ástor Piazzolla, Cátulo Castillo y Atahualpa Yupanqui con una solidez arrasadora.
Organizado por la Secretaría de Estado de Cultura rionegrina, dentro de la cual se enmarcan las actividades de la filarmónica provincial, bajo la dirección de Martín Fraile Milstein, y con el apoyo de EMPROTUR (Ente de Promoción Turística de San Carlos de Bariloche), el FIMBA logra convertir este paraíso patagónico en un punto de confluencia de diferentes expresiones musicales, a través de 24 conciertos gratuitos que se llevarán a cabo hasta el próximo domingo 29, todos con sus localidades agotadas desde varios días antes de su inicio.
En línea con ese espíritu, a las 21.30 fue la Filarmónica de Río Negro, con la batuta (sin batuta) de Fraile Milstein, la encargada, una vez más, de desdibujar fronteras estilísiticas para integrar la Silouans Song del compositor estonio Pärt con la Serenata para cuerdas en Mi mayor, Op.22 y la pieza Silent Woods, ambas del bohemio Dvořák, y con Descaminos, obra para violoncello solista, orquesta de cuerdas y percusión, de Sivak.
Compuestas en 1991 la primera, entre 1875 y 1884 las segundas y recientemente estrenada a nivel mundial la última, juntas conformaron un programa que logró captar la atención de la multitud que completó la capacidad de esa pieza arquitectónica maravillosa que es la Catedral barilochense, escenario ideal para el encuentro. Y que permitió, una vez más, apreciar la ductilidad del cuerpo orquestal para el abordaje de diferentes propuestas.
Párrafo aparte para la participación de Todorov, siempre dispuesto “hermosar” todo aquello que pasa por esa mágica combinación que existe entre sus dedos y las cuerdas de su cello.
Antes, en el Centro Cultural Estación Araucania, había sido el turno del local Leopoldo Caracoche, a quien se sumó Carlo “Negro” Aguirre, uno de los protagonistas, junto al israelí Yotam Silberstein de lo que será la segunda jornada del FIMBA, que también tendrá un “encuentro entre Bach y Mozart” y la propuesta electroacústica del Ensamble Trepún Percusión.